“Convivo con Julia y la verdad es que nos llevamos muy bien”

Fuente: Diario Más Noticias
5 de junio de 2021

Texto: Javier Cuenca/ Fotos: M.A./Antonio Cuenca

La actriz madrileña se estrenará este verano en el Teatro Romano de Mérida con una adaptación de Esquilo y Eurípides

María Garralón confiesa disfrutar mucho con su trabajo como actriz, ya sea en la televisión, el teatro y el cine, aunque en este último no se haya prodigado mucho. Asegura que Julia, el personaje que encarnaba en “Verano azul” y por el que más se la recuerda, le ha dado muchas alegrías, y tanto es así que todavía se vuelve cuando alguien la llama por ese nombre. Más Noticias ha conversado con ella, coincidiendo con su próxima visita al Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida, donde participará en una obra que adapta libremente dos textos de procedencia griega.

Si uno piensa en María Garralón, hay dos personajes que le vienen inmediatamente a la cabeza: la pintora solitaria, temerosa de la lluvia, que interpretaba en la serie “Verano azul”, y la policía a la que daba vida en “Farmacia de guardia”, una de cuyas frases se ha quedado ya para siempre en el acervo popular: “Para dentro, Romerales”. Dos personajes que le regaló su mentor en el mundo televisivo, Antonio Mercero, con quien empezó en eso de las series a mediados de los setenta. Pero María Garralón también ha hecho cine (muy poco, es verdad) y teatro, ámbito este último al que ha dedicado la mayor parte de su trabajo como actriz.

Empiezo esta entrevista con un apunte personal, recordando que esta es la segunda vez que tengo ocasión de hablar con la actriz. La primera acaeció allá por las postrimerías de los ochenta, casi recién estrenada mi carrera de Periodismo, cuando un amigo y yo hacíamos un programa de cine en una emisora municipal. Aquella primera charla tuvo lugar en el camerino de un teatro cuyo nombre no recuerdo, donde María andaba trabajando por aquel entonces en una obra de cuyo título tampoco guardo memoria. Se lo menciono de manera  anecdótica para arrancar la entrevista.

Y ya que hablamos de teatro, y por situarnos en el presente, hace unos cuantos días se dio a conocer la programación de la 67 edición del Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida, a donde María acudirá este verano por primera vez con una obra de cuyo elenco forma parte. Se trata de “Las suplicantes”, una versión libre de Silvia Zarco de las obras homónimas de Esquilo y Eurípides que dirigirá Eva Romero.

La actriz participará en el Festival de Teatro Clásico de Mérida.

Es un papel precioso”, dice, “pero que me tiene por un lado aterrada, yo creo que me pondré a llorar el primer día que pise el Romano, porque hace mucho que yo no hago clásico y siempre tienes esa duda de ¿sabré hacerlo?, y por otro muy ilusionada porque son cuatro mujeres maravillosas (las mencionadas Silvia Zarco y Eva Romero, Gema Ortiz, la coreógrafa y Maribel Mesón, la coproductora) que se han juntado en esta historia, con una enorme sapiencia sobre todo esto. Además, va a clausurar el festival, con lo que todavía es más responsabilidad”.

Me cuenta que, aunque ha intervenido en obras clásicas, no hace teatro griego desde que empezó a estudiar Turismo, casi recién salida del colegio, cuando se apuntó a unas clases de arte dramático y representó junto a sus compañeros Los siete contra Tebas, de Esquilo, “Y no he hecho nada más, pero le echaré ganas”, asegura.

Lo que sí ha hecho recientemente ha sido volver a la televisión, un medio que conoce bien desde hace tiempo. En concreto, lo último que ha rodado para la pequeña pantalla han sido algunos episodios de “Estoy vivo”, la serie protagonizada por Javier Gutiérrez, una experiencia con la que se muestra encantada y que asegura haber disfrutado mucho, en parte porque era lo primero que hacía a nivel interpretativo tras el confinamiento pandémico. “Fue como una liberación. Lo pasé estupendamente”, reconoce.

Su relación con el cine ha sido, en cambio, más esporádica, habiendo tenido lugar su última aparición en un cortometraje de 2020 titulado “Un mundo salvaje”, en el que daba vida a la cocinera de un mafioso de los bajos fondos madrileños y donde compartía pantalla con Fernando Albizu y Javier Cansado, entre otros. Le pregunto si le hubiera gustado hacer más películas en pantalla grande: “Como dicen los mexicanos, ni llorar es bueno (ríe). Como tampoco he tenido oportunidades… Si hubiera tenido bonitos proyectos, me hubiera encantado”, dice.

Insiste en que el ámbito de la interpretación que más conoce es el teatro y quizá sea el que más la llene porque se lo pasa bien y le gusta crear los personajes, aunque también tiene una parte agotadora. Pero esto no quiere decir que en la televisión no se sienta igualmente muy cómoda. “Me encanta hacer televisión porque es un medio que conozco mucho, lógicamente, con lo cual no tengo problemas de nervios, aunque siempre estás un poco nerviosa cuando empiezas por ver si aciertas con el personaje. Pero me gusta y en televisión estoy como en mi casa. En el teatro estoy siempre como descubriendo. Yo siempre disfruto trabajando. No me arrepiento de nada de lo que he hecho”, subraya la actriz.

Convivir con Julia

Llegados a este punto, el entrevistador no puede evitar la tentación de hablar de un personaje que ha marcado la trayectoria como intérprete de María Garralón: Julia, la pintora a la que encarnaba en la serie “Verano azul”. “Convivo con Julia y la verdad es que nos llevamos muy bien” dice. “Estoy agradecidísima a ese personaje. Me encantó hacerlo, me parece un personaje maravilloso y me ha dado y me sigue dando muchas alegrías no solo profesionales”.

Recuerda que, curiosamente, cuando terminó “Verano azul” le costó volver a trabajar porque se la había encasillado en aquel personaje, y eso la obligó de alguna manera a “volver a empezar”. “Pero a nivel humano, que es lo que realmente me importa, he tenido muchas alegrías con ese personaje. Y ahí sigue. Y es que la gente me sigue llamando Julia y yo me vuelvo”. (Ríe).

Dicho lo cual, cree que, “afortunadamente”, nunca se llegó a hacer una segunda parte de la serie a pesar de que hubo tentativas y, como ella misma dice, “se intentó por todos los medios”. “La serie, tal cual, era redonda, no había que tocarla más”, insiste, al tiempo que recuerda algunas de las cosas que se aventuraron de cara a una posible secuela, como que Chanquete tenía un hermano gemelo que regresaba de América o que su fantasma se le aparecía a Julia y hablaba con ella.

María con Juan José Artero

Para dentro, Romerales

Otro personaje emblemático en la carrera como actriz de María Garralón es la policía a la que daba vida en “Farmacia de guardia”, otra serie de Antonio Mercero, que triunfó allá por los noventa. Me cuenta que el éxito de su personaje fue “una casualidad” porque tanto aquel como el de Cesáreo Estébanez, el otro policía, iban a tener en la serie una presencia más escueta. “Pero empezaron a funcionar y a funcionar y los guionistas empezaron a tenerlos más presentes. Antonio (Mercero) estaba encantado y aquello siguió adelante”, dice.

Se acuerda también de que cuando empezó a gestarse “Farmacia de guardia” ella no tenía trabajo y le preguntó a Mercero si había en aquella serie un papel que pudiera interpretar. Me dice que en un principio la pareja de los policías iba a ser masculina, que era lo que entonces se estilaba en el Cuerpo, pero Mercerose arriesgó, como hacía siempre, y dijo que iban a ser un hombre y una mujer. Yo recuerdo que no había ni traje para mí en el vestuario, yo llevaba traje de hombre. Luego ya me hicieron uno, pero es que al principio no existían mujeres policía. Yo necesitaba trabajar, se lo pedí a Antonio, y él fue tan generoso que se inventó esta historia”.

¿Y de cara al futuro? Me cuenta que había algunos proyectos que al final se han ido retrasando, pero que en cualquier caso en lo que quiere centrarse ahora mismo por entero es en la obra teatral que estrenará en el próximo Festival de Mérida y que, dada su complejidad, requerirá todo su esfuerzo. Así que ya saben: si están por Mérida entre el 18 y el 22 de agosto, pueden darse una vuelta por el Teatro Romano y ver a María Garralón nuevamente sobre las tablas, ejerciendo ese oficio con el que tanto disfruta y que tanto la llena.