Fuente: ElCierreDigital
Texto: David González
Cuarenta años después del éxito de Antonio Mercero prepara ahora su debut en el Festival de Teatro Clásico de Mérida con la obra ‘Las suplicantes’
María Garralón debe su fama a la televisión. Ha participado en series clásicas como ‘Farmacia de guardia’, ‘Compañeros’ o la recordada ‘Verano azul’ que en las próximas semanas cumplirá cuarenta años de su estreno. Sin embargo, su gran pasión es el teatro. La actriz prepara su debut en el Festival de Teatro Clásico de Mérida con ‘Las suplicantes’, una obra puesta en pie por cuatro mujeres: la directora Eva Romero, la productora Maribel Mesón, la autora Silvia Zarco y la coreógrafa Gema Ortiz.
María Garralón es uno de esos nombres fundamentales del teatro y la televisión en nuestro país. Su rostro se ha hecho popular en la pequeña pantalla, desde los programas dramáticos de los años setenta hasta el éxito de Netflix Las chicas del cable. Entre medias, nombres que ya son historia de nuestra televisión: Ese señor de negro, Turno de oficio, Farmacia de Guardia, Compañeros… Y sobre todo, Verano Azul, que en próximas semanas cumplirá su cuarenta aniversario. Además, cumplirá su sueño de subirse al mítico escenario del Teatro Romano de Mérida con Las Suplicantes, una coproducción del Festival de Mérida y Maribel Mesón.
– Con una trayectoria tan larga parece mentira que hasta ahora no hubiera debutado en Mérida.
– Somos muchos en la profesión los que no hemos trabajado aquí. Me hacía especial ilusión pero, la verdad, pensé que no iba a llegar y por suerte, aparece este proyecto.
– ¿Cómo es su papel en Las Suplicantes?
– La versión de Silvia Zarco es maravillosa. Son dos autores muy distintos, Eurípides y Esquilo, con dos textos de épocas muy diferentes. La madres, el grupo en el que estoy, piden los cuerpos de sus hijos. Es un personaje desgarrado. Con dolor. Suplica por la muerte de su hijo. Es terrible ver lo poco que ha cambiado el mundo, es una versión muy bonita y elegante. Es un verdadero lujo estar en este proyecto con cuatro mujeres estupendas detrás: la directora Eva Romero, la productora Maribel Mesón, la autora Silvia Zarco y la coreógrafa Gema Ortiz.
– ¿Cómo cree que será el momento en el que actúe en el Teatro Romano de Mérida?
– No quiero ni pensarlo. El otro día vi unas imágenes que colgó Jesús [Cimarro, el organizador del Festival] y vi ese escenario y dije «Dios mío, me va a dar algo». Es el templo del teatro. Ahí es donde empieza todo.
– El sello de Mercero estaba ahí, desde luego. Su carrera no se entiende sin sus trabajos con él. ¿Cómo era trabajar a sus órdenes?
– Antonio me dio la oportunidad de empezar en la tele con programas especiales. Telefilmes que tenían mucho éxito y premios en el extranjero. Con él trabajaba de manera muy tranquila, sabía, con solo mirarle, si le estaba gustando lo que hacía. Tenía una sensibilidad especial para todo: el montaje, la música que escogía… Buscaba siempre la verdad. Buscaba actores que supieran darle carne a los personajes. Conectaba muy bien con el público.
– ¿Considera que el cine es su asignatura pendiente?
– Nunca he tenido buen feeling con el cine. La verdad es que nunca he hecho cosas que destaquen en la pantalla. Allí también empecé con Antonio Mercero [en el thriller Manchas de sangre en un coche nuevo] pero luego no ha habido una gran continuidad en el tiempo. He hecho mucha televisión pero en el cine muy pocas cosas y espaciadas en el tiempo.
– Ha pasado por algunas de las ficciones más importantes de la televisión nacional, de Farmacia de Guardia a Las chicas del cable. ¿Cómo ve la evolución de las series?
– Ha cambiado todo mucho. Hay muchos más medios gracias a las grandes plataformas. Lo que tiene que haber es oportunidades, hay que conseguir que todo el mundo pueda trabajar. Por ejemplo, el teatro es complicado. Las Suplicantes en un teatro comercial sería imposible. Hay mucha gente que lo está pasando mal.
– Muchos trabajadores del sector han dicho sentirse olvidado por el ministro Rodríguez Uribes durante la pandemia. ¿Cree que eso va a cambiar con Miquel Iceta?
– Espero que sí, aunque no sabemos todavía nada. Es verdad que la pandemia ha hundido la cultura, que ha hecho mucho para sobrellevar esta situación. Hemos sido alimento para el alma, pero también queremos que nos cuiden a nosotros.