María Garralón es una actriz madrileña que ha abordado el teatro, la televisión y el cine durante su carrera. Dejó la carrera de turismo para dedicarse por completo a la interpretación. Comenzó actuando en la pequeña pantalla, donde ha trabajado en series tan populares como Verano Azul, en el papel de Julia; Farmacia de Guardia, como María de la Encarnación; Compañeros, donde daba vida a Rocío; El Comisario, como Elvira; o Aquí no hay quien viva, como profesora de Mauri, entre otras intervenciones. Sus papeles en la gran pantalla no han sido numerosos, aunque en los últimos años está dedicando gran parte de su tiempo a grabar cortometrajes. Su carrera en el mundo del teatro comenzó antes de Verano Azul en compañías de teatro independiente. En los últimos años la hemos podido ver en La familia del chivo Froilán, de Jesús Bonilla; Trampa mortal, junto al fallecido Paco Valladares; Las de Caín, dando vida a Doña Jenara; como uno de los personajes principales en Arrayán, serie emitida en Canal Sur; Las chicas de calendario, compartiendo escenario con Beatriz Carvajal; o en El hotelito, en el teatro Fernán Gómez, donde estará durante el mes de septiembre acompañada de, entre otras, Bárbara Rey.
¿Quién cree usted que es María Garralón?
La misma de hace un porrón de años. Yo creo que he cambiado poquito, pero sobre todo lo han hecho las circunstancias, he crecido y tengo dos hijos maravillosos. Pero sigo trabajando en lo que me gusta, la interpretación me apasiona. Lo que ha cambiado es lo que me rodea, pero yo, personalmente, no.
Teatro, cine o televisión, ¿dónde se siente más cómoda?
No tengo ningún problema, no le hago ascos a nada. Me gusta todo. En el teatro es como me expreso mejor, porque yo empecé en el teatro y lo he vivido desde siempre. Lo que es un escenario, oler el decorado, sentir las luces… todo eso tiene una magia especial. Pero también me he pasado muchos años haciendo televisión y ahí estoy como en mi casa. Yo soy feliz haciendo televisión y me gusta mucho. Cine he hecho menos y no puedo opinar mucho por eso. Pero entre teatro y televisión me da igual, en los sitios disfruto mucho.
¿Ese amor por la interpretación se lo transmite también a las personas que tiene cerca?
No es que se lo transmita, es que lo están viviendo desde que han nacido. Mi hija no ha querido saber nada del mundo del espectáculo y mi hijo sí. Él quiere dirigir y ha hecho de todo, desde llevar unas luces a coger una cámara. Él sí ha sacado ese amor por este oficio. Mi hija simplemente es una espectadora maravillosa.
¿Cree usted que está encasillada con Julia, María de la Encarnación o Rocío?
No. Sólo son algunos personajes que he hecho y, aunque se parezcan, son diferentes o, al menos, tienen un nombre distinto, afortunadamente. Pero creo que no, además han sido personajes muy queridos, que es mucho más importante para mí. Así que no me siento encasillada, pero si lo estuviese me da igual, son personajes preciosos y estoy muy contenta con ellos.
¿Sigue teniendo contacto con los compañeros de las series de Verano Azul, Compañeros o Farmacia de guardia?
Con muchos sí, aunque no nos vemos todos los días. Pero siempre sabemos unos de otros porque vemos a alguien que ha visto a alguien… Con la gente de Verano Azul sí, porque hemos ido a eventos en Nerja, sobre todo con Juanjo Artero que sigue la profesión.
¿Nos puede adelantar algo de la obra El hotelito?
Pues es una historia un poco complicada, pero tal y como está planteada se entiende enseguida. El espectador no va a tener ningún problema en comprenderla. Porque no somos personas, realmente representamos comunidades, regiones autonomías… Yo soy Euskadi, por ejemplo.
Cataluña, Galicia, Andalucía, País Vasco… ¿Cree que estas regiones pueden resumir la España actual?
Es la historia de España representada por cinco mujeres. Cuando esto lo escribió Gala, que es cuando íbamos a pertenecer más a Europa y se empezaron a hacer las autonomías, tenía un sentido. Pero si ves la función ahora mismo, tal y como estamos, tiene casi más sentido que cuando la escribió Gala porque siguen las broncas, las peleas, las autonomías a rastras… Esta obra está de actualidad.
¿Cómo se encuentra una madrileña haciendo el papel de País Vasco?
Me ha costado mucho hacer este personaje. La vasca, como yo la llamo, es una mujer muy metida para dentro, con un mundo interior muy importante. Una de las cosas que más me ha costado es aprender cosas en euskera. Es un idioma dificilísimo. Sobre todo porque yo soy nacida en Madrid, aunque mi madre era vasca, pero no tengo costumbre ni del acento, ni del idioma, ni de nada… Me ha costado un poquito, pero yo creo que lo he conseguido.
¿Ha cambiado la función actual de la que hizo antaño?
Se ha tenido que cortar mucho porque, aproximadamente, dura unas 2 horas y media y aquí, en el teatro, nos permitían un total de hora y media de función. Pero creo que la esencia de lo que Antonio quería decir queda plasmado en ese tiempo.
¿Cómo se siente usted haciendo un personaje de una obra de Antonio Gala?
Yo feliz, porque es la primera que hago. Nunca había hecho una función de Antonio. A veces digo: “¡Ay! ¿por qué habrá escrito esto tan complicado?”. Pero luego ves que todos siguen adelante y que con los ensayos se van consiguiendo cosas y además las entiendes, porque para nosotras ha sido difícil meternos en la piel de estas mujeres con lo que representan, su tierra, sus gentes. Las protagonistas son el sentir de esas gentes y eso no es nada fácil de representar. Nos ha costado, hemos sudado mucho, pero yo creo que se ha conseguido.
¿Por qué cree que Antonio Gala ha elegido a la mujer como personaje principal?
Pues yo creo que porque Antonio admira mucho a la mujer por las cosas que ha escrito y que he leído… Creo que es un admirador de la mujer y escribe muy bien para las mujeres y nosotras le estamos muy agradecidas por ello.
Fuente: El Imparcial
© Juan Pablo Tejedor