María Garralón no podrá jamás despegarse del personaje de Julia, la entrañable amiga de Chanquete en Verano azul. Ayer se despidió del Teatro Salón Cervantes tras un fin de semana interpretando Trampa mortal, una obra sobre la ambición llevada hasta el asesinato.
–¿Matamos más ahora por llegar arriba?
–Es igual que antes. Pero ahora somos más y se saben más las cosas.
–La veo bien rodeada de galanes en el elenco, y de todas las edades. ¿Hemos cambiado mucho los hombres?
–Ahora la mujer manda mucho, tal vez demasiado: estáis los hombres a la defensiva. Yo tengo un hijo de 20 años y una de 23. Y ella espabila al más pintao y el pobre está como un soguilla… Pero ahora hay un exceso de poderío en las mujeres.
–Lo que parece imposible es no ser mona si se quiere salir a escena.
–Hay un boom de culto a la belleza, al dinero…
–…Antes también.
–…Pero lo de ahora es excesivo. Pero sobre todo se les equivoca al decirles que el cuerpo es lo más importante para ser actor. El que se quiera dedicar a esto tiene que estar dispuesto a sufrir mucho: sobre todo en el teatro. El teatro tiene que ser la vida: y hay gente alta, baja, gorda…
–A lo mejor se ha embrutecido al público y no les entra otra cosa por los ojos.
–Pero lo ha embrutecido la televisión, que da una imagen del mundo del espectáculo que no es real. A mi me da el sarampión cada vez que lo veo, porque esto es un oficio. Y esa sensación de que sólo importa lo que pasa de cintura para abajo trae en jaque a un país entero.
–Pero usted ha hecho mucha televisión.
–Y me encanta, es mi medio natural. Pero empecé en el teatro. Todo el mundo cree que yo empecé en Verano azul. Pero antes hice muchos papelillos. Así se empezaba, pero ahora le dan un papel protagonista a un adolescente y no le hacen un favor. Porque eso se pasa y no se acuerdan de ti.
–¿Si no le pregunto por Verano Azul en toda la entrevista… se sentirá extraña?
–Pensaré: qué educado es. Pero, vamos, me extrañaría mucho. Y yo estoy muy agradecida al personaje de Julia. Me ha dado muchas satisfacciones humanas. No tanto en el trabajo, porque durante muchos años fui la chica de Verano azul, y no te creas que era fácil que me contrataran.
–¿Vuelve por Nerja?
–Sí, claro. Es un sitio especial para mi y tengo amigos allí.
–¿Y ha vuelto a entonar el ‘No nos moverán’ guitarra en mano?
–No, pero tengo la guitarra en casa.
–Diga una buena causa por la que entonaría esa canción de nuevo.
–Hay tantas cosas… La violencia de género. ¡Hay tanto que se podrían solucionar con un poco de sentido común! Yo cogería la guitarra si con eso nos diese un ataque de sensatez a todos, hace falta.
–¿Y cuando empuja una puerta y resulta que es hacia adentro… qué piensa?
–Pues… en lo que tú quieres que te diga: para dentro, Romerales.
–Verano Azul, Compañeros… Farmacia de guardia… ¿Hace falta tener una tripulación de todas las edades para dejar huella?
–No es una regla: ahora se hacen series históricas y de todo tipo. Pero a mi me ha tocado trabajar con niños…
–¿Dominarán un día las risas enlatadas como en EEUU?
–En Farmacia de guardia se hacía un poco. Yo creo que se tienen que reír con las situaciones. Todo depende de los guiones.
–Parece que cuanto más triunfa el cine español fuera mas destructivos son algunos comentarios.
–Lo que ha pasado con el Mundial es algo insólito. Porque lo demás, lo nuestro lo echamos por tierra. En cuanto algún compañero destaca, se le empiezan a sacar defectos. Antes había un comentario: «Qué lástima, a Fulano le han dado un Goya… va a tardar en trabajar…» Y es cierto.
–Pintora, policía, conserje… ¿Con qué oficio de los que ha interpretado se quedaría?
–Me iría a Nerja a vivir, como el personaje de Julia. Claro que no pinto mucho. Vamos, nada.
Fuente: Diario Alcalá de Henares
Xavier Colás