Farmacia de Guardia – Capítulos del 1 al 60

Don Enrique, el padre de Lourdes, presenta a su familia a su nueva novia: Magee, una condesa escocesa, de la ciudad de Dundee, que canta fabulosamente bien la zarzuela… o eso dicen… Al de unos días, Enrique va a la rebotica de la farmacia desesperado en busca de su hija: Magee se quiere casar con él y necesita la ayuda de su familia para quitársela de encima. Para ello usarán el truco de “la cena familiar” en la que, Magee verá los tremendos entresijos de una familia, que pareciendo muy normalita, esconde sus “verdades” al resto de la gente…

Al poco, con la ayuda inestimable del Sargento Romerales y María de la Encarnación, descubrirán que se trataba de una estafadora de ancianos inocentes…

En el banco de al lado de la farmacia se produce un atraco. El susodicho ha robado diez millones de pesetas y se ha dado a la fuga. ¿Y dónde mejor que esconderse que en una farmacia? Para no llamar la atención, se toma la tensión en el nuevo aparato con la tan mala suerte que su brazo se queda enganchado y no logra sacarlo ni con la ayuda de Adolfo ni de Lourdes. Menos mal, que gracias a la inestimable ayuda del Sargento Romerales y de María de la Encarnación, logra salir de la farmacia sano y salvo, aunque olvida un maletín… Cuando Adolfo lo abre y ve la friolera cantidad de diez millones no duda en quedárselo y en liquidar todas sus deudas, empezando por los meses que le debe a Lourdes… El atracador vuelve a la farmacia y les conmueve con “su historia” en la que su familia está arruinada y sino le van a meter en la cárcel… Al día siguiente de haberle dado el dinero, aparece en el periódico una noticia del asalto al banco y con foto incluida…

Guille está entusiasmado con la magia desde que Don Enrique, su abuelo, le regaló una caja con trucos. Se ha convertido en el gran “Guillermus”, que está ensayando unos trucos para la fiesta de fin de curso. Entre tanto, en el barrio se están cometiendo bastantes atracos y Romerales y María de la Encarnación, como guardias urbanos de la zona, se encargan de avisar a Lourdes de ello. Pili ha quedado con Chencho, su novio boxeador, para que le ayude en la farmacia en ausencia de Lourdes, quien va a la fiesta del colegio de Guillermo. Cuando los atracadores llegan a la farmacia, se encuentran con su amigo Chencho, pero por ahí están María de la Encarnación y Romerales que tienen alguna sospecha de que en la farmacia ocurre algo… Para acabar el día… la actuación del gran mago “Guillermus” no es tan brillante como se esperaba, resulta un tanto… pringosa.

Obras, manifestaciones y clientes. La farmacia va a tener un día duro… y a eso sumándole que el teléfono no lo pueden usar porque tienen la línea cruzada con una señora que lleva un día entero hablando por teléfono. El momento cumbre llega cuando un taxista acude apurado a la farmacia para usar el teléfono: su clienta acaba de romper aguas en el taxi, y debido a la manifestación, no va a llegar al hospital… Así que optan por llevarla al cuarto de la rebotica y atender el parto. Entre tanto, María de la Encarnación y Romerales intentan poner orden entre los clientes de la farmacia, hasta que el llanto de la niña se oye y con otra hermanita!! Así que Pili tiene que preparar todo de nuevo… Ipso facto!!

El director del banco tiene un grave problema: el repartidor de las cestas de Navidad ha sufrido una leve lesión y le es imposible entregar dichas cestas a los clientes más selectos. Así que, con la ayuda de Lourdes, encuentra al sustituto perfecto: Posidio. Lo que pasa, es que Posidio no las reparte exactamente a esos clientes, sino entre los más desafortunados del barrio, que le estarán eternamente agradecidos… aunque se queda con alguna botellita de buen vino ;). De mientras, los chicos colocan las figuritas del belén bajo las órdenes de circulación de Romerales y su pito.

Puñetas hizo firmar a Doña Paquita un poder para quedarse con su casa. Ésta tiene que ir a un asilo, pero al no admitir gatos, se escapa con su Alejandro II. Todo el barrio está en contra de Puñetas, ¿cómo ha podido aprovecharse de Doña Paquita? Comienzan a buscarla, pero sin resultado alguno… La farmacia está de Guardia el día de noche vieja, y bajan todos los vecinos a festejar el nuevo año en ella. De pronto, Alejando II entra en la farmacia, Doña Paquita está en la calle muerta de frío, la meten corriendo en la habitación de la rebotica y llaman al médico. Gracias a dios, está a salvo, y Puñetas, después de una conversación con ella, rompe el poder y se encarga de cuidar al gato, mientras su dueña está en el hospital. Y… llegan las doce campanadas… ¡¡Feliz 1992!!

Debido a las inundaciones, los repartos de medicamentos a la farmacia han sufrido algún que otro contratiempo… El “alumigastrol” está en mal estado y casualmente, una señora pelirroja se había llevado uno de los envases y no se lo puede tomar porque le puede producir una reacción alérgica. Comienza la caza de las “pelirrojas”. A ello se dedica Adolfo, Pili, los niños y el Sargento Romerales y María de la Encarnación. Cuatro candidatas en la farmacia, retenidas y sin saber por qué… Hasta que llega la clienta, que cuenta en qué ha usado el medicamento, y no precisamente lo ha tomado. Todo esto amenizado con el dolor de pelo de Doña Paquita y con su regalo a Kike, un pequeño gatito tigres…

Antonio, el hermano de Pili, llega a Madrid con unos “colegas” y va a hacer una visita a su hermana a la farmacia. Adolfo, el novio de Pili, le quiere presentar a su madre, una señora un poco “anticuada” y muy estricta, aunque no es tan patosa como su hijo. El problema de todo esto, son “las pintas” (tal y como lo califica Doña Rosa) de Antonio, y en cuanto la madre de Adolfo le ve… pone el grito en el cielo: Un ultimátum: o su novia, o ella… Todo ello entre una “denuncia” que le quiere poner a Antonio porque creía que le iba a robar… Menos mal que María de la Encarnación y Romerales estaban por allí.

Emisión: 21/05/1992
Temporada 1

Son las fiestas del barrio: verbenas, gente y petardos. Una combinación un tanto explosiva… A Doña Rosa le echan un petardo justo a su lado y está completamente convencida de que ha sido Guiller, cosa que él y su hermano niegan. Después de la reprimenda de su madre, éste se escapa… llega la hora de cerrar y todavía no ha vuelto. María de la Encarnación y El Sargento Romerales, que andan por allí de patrulla, comienzan su búsqueda por el tren de la bruja. Poco después Don Ricardo (marido de Doña Rosa) les confiesa que fue él el que tiró el petardo, y una vez encontrado a Guiller, éste le hace un regalo muy especial…

Un hombre se ha escapado del psiquiátrico y la policía le está buscando en las farmacias, ya que el hombre tiene una debilidad: las compras farmacéuticas. Por ello, Romerales acude con el director del psiquiátrico a la farmacia de Lourdes para mantenerle informada. Entre tanto, en el colegio, Guiller ha hecho sonar la alarma de bomba y su tutor (Carlos) va a ir a la farmacia a hablar con Lourdes. Lo que no sabe, es que surgirá el amor entre ellos, tal y como predice “San Valentín”. Claro, con lo del hombre que se ha escapado, Pili y Lourdes piensan que es él el fugitivo, y llaman al Sargento Romerales. La llegada de María de la Encarnación en el momento justo, Romerales descubre el engaño…

Lourdes ha tenido un sueño premonitorio: Tiene que llevar el dinero al banco y cree que le van a atracar. Para evitarlo, lo mete en la bolsa de deporte de Guiller… Al salir, se encuentra con Goyo, el “me se entiende”, sobrino de una antigua vecina. Goyito entra en la farmacia para comprarse un pendiente hipnótico. Dos clientas muy charlatanas ponen a Goyito de los nervios, y para “arreglarlo” a su manera, “atraca la farmacia” cogiendo de rehenes a Pili y a las dos clientas. Guiller vuelve del colegio antes de la hora y entra por la puerta trasera… otro rehén más para el “me se entiende”. Cuando Lourdes llama por teléfono, Guiller intenta explicarle la situación a modo de clave, y con la ayuda inestimable de Encarni y Romerales, consiguen arreglar la situación. ¿Me se entiende?!

Kike tiene examen de Historia y lo lleva muy mal. Menos mal que está su hermano y su padre para ayudarle, enseñándole a hacer chuletas. A lo que Guiller le ve el negocio del siglo: vender chuletas en el colegio, sobre todo cuando se entera que su madre usaba las chuletas de Adolfo xD. Entre tanto, Carlos no hace más que mandarle regalos a Lourdes, y cuando llega a la farmacia, llega un tanto dolorido, con un tremendo dolor en los riñones… Así que Adolfo se ofrece a darle un masajito mientras Lourdes convence a Romerales de que no le ponga una multa por haber dejado la moto delante de la farmacia. Al de unos días, Adolfo ve una caja enorme envuelta en papel de regalo. Pensando que es “del calvo” (Carlos) para Lourdes, no duda en empujarla “sin querer” y destrozarla… pero no cae en al cuenta que dentro de unos días es un día muy especial…

Kike y Guiller, como dos buenos hermanos, mantienen una conversación de hombre a hombre sobre la relación de Carlos con su madre. Es lo mismo tener un “padre putativo”? Cuando Adolfo oye eso, intenta quitarles esa idea de la cabeza… Acompañado por numerosas llamadas telefónicas preguntando por una clínica para vacunar gatos. María de la Encarnación acude a la farmacia a comprar una crema para los pies, que tanto patearse las calles… Menos mal que Pili sabe dar masajes, gracias a que en su pueblo, todos los días tenía que dar masajes a las vacas ya que se pusieron enfermas…

Con todo el jaleo ocasionado por Carlos, Adolfo le propone a Lourdes volver a vivir juntos, recuperarlo todo y prometiendo cambiar: no más jugadas con los amigos, no más salidas a la gata… pero en el último momento se arrepiente… ¿Adolfo Segura, una persona sin juego, ligues, deudas…? Imposible

Isabel, la hija mayor de Lourdes y Adolfo, está a punto de dar a luz, aunque lleva quince días de retraso… Todos los amigos y clientes habituales pasan por la farmacia para saber si ha nacido ya, aunque siempre encuentran la misma respuesta: aún no. Marcelo decide ir a la clínica a provocarle el parto, ya que es mejor que seguir esperando. Así que todos en marcha. Pili, Adolfo, Enrique y los chicos no se separan del teléfono para saber si hay novedades. Pronto empieza a llegar amigos a la farmacia. Cada vez que suela el teléfono todos pendientes. Hasta que por fín se da la buena nueva: ha sido una niña y ha pesado tres trescientos. ¡Felicidades mamá!

Don Ricardo se ha cansado de que su mujer, Doña Rosa, ha hecho la maleta y se ha marchado de casa… aunque no muy lejos. Guille y Kike le encuentran en el banco al lado de la farmacia, y lo llevan a la rebotica, intentando que su madre no se entere, con alguna que otra ayuda de Reyes. Doña Rosa, preocupada, acude a la farmacia en compañía de Romerales y Encarni. Don Ricardo está de acuerdo en volver a casa, pero con alguna que otra condición, como por ejemplo: comer todo el chocolate que quiera, que le deje usar chaleco, que no le de con el dedo…

Entre tanto, Guille tiene que hacer redacción y el tema elegido son sus padres. Cuyo título “Los mayores que me rodean”… y Adolfo, con lo de “mayores”… se siente muy ofendido y pone el grito en el cielo. Aunque, una vez escrita la redacción, piensa de otra forma: “Yo estoy contento de que mis padres estén tan bien conservados… […] y quieren tanto a sus hijos, nosotros, nunca, nunca, les vamos a abandonar”

Se acaba el año 1993. El día de nochevieja, por primer año, la farmacia no tiene guardia. Pero, dos delincuentes: Margarito y un compinche, no dudan en asaltarla. Los vecinos oyen ruidos y llaman al sargento Romerales y a María de la Encarnación. Esperan a que llegue Lourdes para entrar todos juntos a la farmacia… cuando lo ven, todo está patas arriba: las baldas tiradas, los medicamentos por el suelo, sin dinero en la caja… Amigos y familia se encargan de recoger todo, y encuentran la cartera de Margarito… Éste, vuelve a por ella, y les pillan con las manos en la masa. Todo esto amenizado con un baile de Posidio y con un pavo muy especial. ¡¡Feliz 1993!!